viernes, 24 de febrero de 2012

Me hago cargo.

50 muertos, casi 700 heridos y miles de familias afectadas, fue otra de las consecuencias de haberle quitado al Estado responsabilidades que nunca debió haber delegado. La descentralización neoliberal trajo como consecuencia el asimétrico e injusto sistema público de salud y educación, por dar un ejemplo. A los Estados locales les transfirieron las responsabilidades, pero no los recursos. A las empresas privadas les transfirieron los recursos y los subsidios. La perversión del ideal se dio en todos los sectores, posibilitó que un gremio que nunca debió abandonar la fraternidad, tenga a Pedrazza de Secretario Sindical, preso por el asesinato de Mariano Ferreyra. Todavía quedan restos poderosos de la fiesta menemista. “Esa bala rozó el corazón de Nestor” le dijo nuestra presidenta a quien fuera fiscal del caso del compañero muerto, cuando le ofreció el cargo de subsecretaria de seguridad, que hoy ocupa.


Queda mucho por transformar y para pensar al respecto, quisiera articular algunos aspectos sobre el Estado, que desató este triste episodio, con lo que dijeron dos compañeros: Carlos “El Chino” Zannini, Secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, en Debates y Combates, un encuentro organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación, y Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, en la conferencia que dio al recibir el Honoris Causa de la Facultad de Sociales de la UBA sobre “La construcción del Estado”. Ambos consideran que la participación política posibilitó el mejoramiento de la calidad de vida de sus pueblos y les dio la fuerza para poder confrontar contra los poderes supraestatales, deseosos de un Estado con la mínima injerencia posible, que deje en el mercado la regulación de la producción.


A continuación copiare afirmaciones realizadas por los compañeros, les pido tengan en cuenta la advertencia de García Linera “por respeto a la Universidad y a las personas que han sido tan amables de invitarme, voy a moverme  parcialmente en un lenguaje académico”

CZ: Nosotros, los que estudiamos en la Argentina en la década del 70 u 80, hemos recibido una información que trata de que veamos en el Estado un "cuco" que le va a hacer mal al ciudadano. Y esa realidad, que era un poco hija de aquella lucha contra el feudalismo, de la burguesía, tiene hoy una característica. Ha habido un fenómeno de empequeñecimiento de los Estados frente a las corporaciones, que es una característica actual. Ni Estados como en los Estados Unidos, ni toda la Comunidad Económica Europea, pueden desde el Estado imponerles a las corporaciones financieras ningún tipo de conducta. Son como hojas al viento ante la voluntad de esos poderes concentrados.”

GL: La globalización significa evidentemente un proceso de mutación, no de extinción de los procesos de soberanía política. No estamos asistiendo a una extinción de la soberanía, sino a una mutación del significado de la soberanía del Estado. Igualmente, lo que estamos viendo en los últimos 30 años es una complejización territorial de los mecanismos de cohesión social y de  legitimación social. Podemos hablar de una bidimensionalidad estatal y supra estatal de la regulación de la fuerza de trabajo, del control del excedente económico y del ejercicio de la legalidad. En otras palabras, hay y habrá Estado, con instituciones territoriales, pero también hay y habrá instituciones de carácter supra territorial que se sobreponen al Estado. (…) En América Latina, en Argentina, en Bolivia, esta tensión entre reconfiguración de la soberanía territorial del Estado y existencia y presencia de ámbitos de decisión supra estatales lo vemos a diario. Pero a la vez existen flujos económicos y políticos desterritorializados y globales que definen, muchas veces, al margen de la propia soberanía del Estado, temas que tienen que ver con la gestión y la administración de los recursos del Estado”


Un desguace así del Estado no se hace sin el apoyo del sector poderoso de los medios de comunicación y ahí también estuvo Clarín, y me refiero a ellos como represente de los poderes supraestatales que condicionan al Estado. Clarín también es cómplice de que hayamos llegado a un accidente como este, porque mientras el menemismo entregaba obscenamente las empresas públicas, Clarín cobraba su silencio con deuda del exterior a través de Goldman Sachs, con excelente calificaciones de Standars & Poor´s, publicadas en el Boletín Oficial del 15 de abril de 1999, que le posibilitó ingresar al negocio del cable, del cual hoy tiene el 47% y el otro tanto se reparte entre 700 empresas. Apropiarse de lo ajeno, es propio del Grupo, empezó con Papel Prensa, siguió con el innombrable, le cobró a la Alianza con la Ley de Radio y Televisión Sociedad del Estado y Duhalde pagó obedientemente la cuenta. Clarín nada dijo de la desaparición de pueblos enteros, del tejido social destruido, de miles de trenes que irían más rápido que los de ahora porque iban vacíos, sin laburantes no se detenían mucho en cada estación.

CZ: “El Estado, que debemos re estudiar, es el único lugar donde desde el bien común, se puede reparar, reconstruir, proteger, ayudar, promover, y por eso, esta revalorización de la política que ha sido clave en Argentina, tiene que ser la clave para cambiar el mundo”


GL: “Quiero por ello retomar el concepto de Estado. No porque en el Estado se concentre la política. Está claro que las experiencias sociales del continente, de Bolivia, de Argentina, del Ecuador, son experiencias que hablan de que la política excede al Estado, va más allá del Estado. Pero un nudo de   condensación del flujo político de la sociedad pasa en el Estado, y uno no puede dejar de lado al momento de materializar y objetivar una correlación de fuerzas sociales y políticas en torno al Estado”

Tenemos que pensar que el proceso de desorganización social que produjo esa desocupación, hoy lentifica el trabajo de quienes nos atrevemos a recomponer lo destruido. Pero para realizar esto compañeros, debemos participar políticamente, para fortalecer el respaldo a la gestión que está cambiando el Estado. “Si él no hubiera sacado aquel cuadro, yo no podría haber colgado todos estos” dijo la Presidenta en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa Rosada. Esto es igual, no se puede uno sin lo otro. Defender el Estado es hablar de las limitaciones que el Estado tiene, porque si creemos que todo lo puede, es meternos en religión y de eso no se discute. “En el mundo que viene, para el ejercicio de los más mínimos derechos laborales, sociales, sin el Estado, los más expuestos, los que más tienen para perder, son los que menos tienen” dijo Zannini y lo compartimos. Hacernos cargo del Estado es soportar los efectos de las décadas anteriores de gobierno.A militar para poder profundizar la gestión y que cada vez sean más los millones de argentinos felices.

Y por si alguno quiere más rojo:

Basta de combatir la crisis con el remedio que nos dan los que la provocaron. Esta crisis tiene una salida, que es la que se dio en la Argentina, sin transferir el ajuste al pueblo. Que paguen la crisis los que la provocaron y cambiemos las cosas para que impere la igualdad en el mundo.” Chino Zannini

domingo, 19 de febrero de 2012

Entrevista que me hicieron.

Los compañeros de COMARCASI  me entrevistaron en su programa, en las instalaciones de SUTERH. Agradezco difundan la entrevista porque tenemos que ser muchos para transformar la situación actual. Al difundirlo nos das una mano para organizarnos y transformar esto.



viernes, 17 de febrero de 2012

¿Estamos tan locos que necesitamos los manicomios?


Comparto una nota publicada en 1990 por Eugenio Raúl Zaffaroni, en la revista Desbordar, que transcribí del original.

¿Estamos tan locos que necesitamos los manicomios?
por Raúl Zaffaroni.

Una campaña antimanicomial, como cualquier emprendimiento que llame la atención sobre los derechos de personas consideradas "diferentes", no puede dejar de trazarse una táctica y, como primer requisito, analizar las dificultades que debe vencer. Esto requiere sinceridad, porque es la primera clave del éxito. Cualquier condescendencia consigo mismo, que lleve a pasar por alto dificultades, en definitiva es negativa para las personas por cuyos derechos se lucha.
Defender lo diferente, en este momento de la sociedad argentina, es particularmente difícil. Existe un alto grado de anomia, las reglas del juego parecen cambiadas y amplios sectores de la población no entienden las nuevas o bien, no hay reglas. La destrucción del aparato productivo y la falta de proyecto convocante provocan una sensación de debilitamiento de la comunidad. Los mensajes violentos, cortos, irracionales, pegan rápidamente cuando se proporciona un "chivo expiatorio", más por la necesidad de encontrar símbolos aglutinantes que por desencadenar una violencia efectiva, aunque corren peligro de desencadenarla. La televisión parece ser el principal agente de producción de esos mensajes. Ello obedece a que son breves, muy directos y por su vía emocional no requieren reflexión.
Lo diferente, sea lo que fuere, causa temor. Por otra parte, lo diferente rompe la "normalidad", porque puede plantear cuestiones a las que el ritualismo burocrático no sabe cómo responder. Se vuelve molesto para los controladores sociales y temible para casi todos, que se refugian en lo homogéneo, que da la seguridad de lo que se supone conocido y la previsibilidad de sus respuestas.
Si aunamos ambas consideraciones veremos que el primer riesgo que se corre es de que ambos factores coincidan negativamente y se produzca una identificación de lo diferente como chivo expiatorio del mensaje violento, favorecido por el temor y la molestia que genera. Esto puede conspirar contra el éxito de la campaña y, eventualmente, aunque la posibilidad es más lejana, generar violencia contra las personas que ven hoy afectados sus Derechos Humanos en los manicomios. En estas emergencias, las tendencias conservadoras no se definen por su simpatía por modelos o valores más o menos tradicionales, sino por su temor irracional ante todo lo diferente y por su afán homogenizador, es decir, que no se trata de "conservadorismo" sino directamente de autoritarismos igualador hacia abajo en cuanto a uso de las facultades críticas. No se trata, pues, de vérselas con un conservadorismo ideológico, más o menos discutible o razonable, sino con un conservadorismo policial, no porque lo ejerza la policía, sino porque la policización se generaliza, degradándose cada persona a policía de su prójimo, delatándolo por sus diferencias. Es el ataque más radical al derecho a la igualdad que presupone las diferencias.
Esto no debe detener una campaña, pero sí debe alertar sobre el peligro e impulsar a la búsqueda del modo de obviarlo.
Si el campo fértil de la resistencia es el temor a lo desconocido por diferente, lo primero será que lo diferente deje de ser desconocido. Lo desconocido no permanece en blanco en la construcción de la realidad, sino que se rellena con estereotipos. Lo primero, pues, será destruir los estereotipos, volver conocido lo desconocido, desbaratar los prejuicios y para ello es inevitablemente necesario valerse también de mensajes cortos y emocionales, aunque en este caso sean de contenido pacífico, de connivencia y no de odio. No se debe caer en el error de creer que el mensaje reflexivo y que apela a lo intelectual puede desmontar el estereotipo de lo diferente. A nivel individual y con personas dispuestas a hacerlo, por supuesto que ello sucedería, pero a nivel masivo y con operadores dispuestos a destruir todo lo racional, no es posible. Sólo muy lentamente se conseguirá lo contrario y como tarea más general y de todos. De momento y puntualmente, sería estrellarse contra un muro. No hay otro camino que mostrar lo desconocido y restregar sin piedad por el rostro de los profetas del odio, las injusticias, el dolor, las torturas, la muerte y, pese a todo, la respuesta de convivencia. Recién cuando se venzan los miedos podrán venir los discursos más reflexivos.
Esto haría perder el temor, que es el principal ingrediente de un posible rechazo, pero, por cierto que no hará que lo diferente siga siendo diferente y, por lo tanto, molesto. De allí que continuará vigente el otro de los factores de riesgo. Con ese habrá que vérselas en forma continua,  porque ya no depende de la táctica de la campaña sino de factores más amplios. No me cabe duda que una sociedad en la que lo diferente resulte molesto por lo imprevisible y que, ante esta posibilidad, prefiera policizarse contra lo diferente, tiende a mantener a las personas en un anónimo campo de inautenticidad muy potencializador de la angustia, en que las elecciones no son tales, sino fracasos "manieristas" de tentativas de autenticidad, brazadas de quién cuanto más se mueve más se hunde en el pantano pero, como siempre, a la larga, la profundidad de la angustia mueve a la autenticidad. No hay suicidios continentales, aunque haya fenómenos masivos de retraimiento de la razón. Pero esta es una realidad que los desmanicomializados tendrán que enfrentar, simplemente porque "afuera" también pasan estas cosas y, precisamente porque pasan, ellos están dentro ahora, porque de ese modo los de afuera reafirman su propia imagen de racionalidad. Por eso es difícil abrir las puertas del manicomio, porque sus muros no garantizan a los de fuera que somos "sanos" y "normales" y, sobretodo, "racionales". Más necesitamos mirar esos muros cuando la mala conciencia nos dice que no lo somos tanto o nos crea la duda. Nunca mayor es el maniqueísmo que en el momento de la duda profunda y lacerante. Esto también debemos tenerlo en cuenta y la única táctica es apelar a la profundización de la duda de los de fuera, hasta generar la afirmación por negación: no podemos estar tan locos como para necesitar esos muros.
Publicado en Revista Desbordar. Nº1. Noviembre de 1990. Taller de periodismo – Frente Artistas del Borda. Original aquí

"Testimonio sobre Winnicott, Lacan y mi propia trayectoria"

A continuación les dejo un extracto del texto de Maud Mannoni que da título a la nota y que pueden descargar en el enlace que encontrarán al final.




‎"El niño, su «enfermedad» y los otros" fue escrito durante los años en los que tuve como interlocutores privilegiados a Lacan y Dolto y —pronto también— a Winnicott y Laing. Algunos capítulos de este libro han sido objeto de un debate en el Instituto Psicoanalítico de Londres. En esa ocasión, Winnicott me expresó la pena que le causaba que los adolescentes psicóticos no pudieran, en sus mom
entos de crisis, encontrar un lugar en el cual delirar (sin que ese delirio sea interrumpido inmediatamente por una terapia farmacológica). Lo apenaba también que el analista estuviera tan poco preparado para aceptar la profunda crisis de un adolescente.
Él decía que nos preocupamos demasiado por sostener en pie, por reconducir a un sujeto que demanda una ruptura, que necesita existir en un primer momento en el rechazo. ¿Por qué —preguntaba él— hablan de "curar" cuando alcanza con "acompañar" a un ser en su profunda angustia?" 

‎"Winnicott denunciaba una práctica hospitalaria en la que el paciente estaba allí para la promoción universitaria del analista, promoción que no puede hacerse sin alumnos. El paciente sirve entonces como materia prima de la enseñanza. Peor si en medicina esta enseñanza puede servir al mejoramiento del paciente, sabemos que no es el
caso en psiquiatría, donde el paciente sirve a la reproducción de un saber de amo cuyo único efecto es el de alienar un poco más al sujeto" Maud Mannoni



Texto completo acá

lunes, 13 de febrero de 2012

La profesionalización del Acompañamiento Terapéutico o la repetición de la historia de Psiquiatras y Psicólogos.


Comparto con ustedes una entrevista que le hice a mi querida amiga Analice. 

Analice Palombini es una mujer que parece mucho más joven de lo que es. Por su frescura y su calidez en las respuestas, nos damos cuenta que estamos frente a alguien que ha trabajado mucho en la formación, ya que es muy clara en la transmisión de los conceptos. Es psicóloga, psicoanalista. Doctora en Salud Colectiva por la Universidad Estatal de Río de Janeiro. Docente del Instituto de Psicología de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Porto Alegre, y Coordinadora del Programa de Acompañamiento Terapéutico en la Red Pública y miembro de la Asociación Psicoanalítica de Porto Alegre. Autora, junto a otros colaboradores, del libro “Acompañamiento terapéutico en la red pública: la clínica en movimiento” (UFRGS. 2004), en vías de traducción en Argentina. Dentro del marco del Congreso Internacional de AT que se llevó acabo en el BAUEN, del 10 al 12 de noviembre pasado, entrevistamos a una de las referentes del AT en Brasil, respecto a la profesionalización del AT como destino en la Argentina, lo que busca la Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina, contrariamente a lo que sucede en Brasil

¿Qué pensás de la profesionalización como destino del Acompañamiento Terapéutico (AT)?

De la forma como entiendo el AT y en el contexto de salud colectiva en que actúo, su profesionalización me parece un destino funesto, que va en contra de aquello que representa la potencia mayor de ese modo de hacer la clínica, la amplitud y la fluidez de su ejercicio; en contra de su modo movilizador e instituyente, que da paso a acontecimientos, movimientos, a la afectación por el otro, produciendo cambios de lugar, transformaciones.
Para mucho de nosotros en Brasil, el AT encarna una cualidad propia al trabajo en salud en el ámbito de la política pública de salud vigente en el contexto brasilero. Para el ideario que creo nuestro Sistema Único de Salud (SUS), la función del AT es una función colectiva, y su lugar es un lugar compartido por todos los profesionales de un equipo, es el lugar desde donde, en el encuentro genuino con el usuario, se puede producir un cuidado integral de la salud, que opera en el territorio de la vida de ese usuario y no en el espacio cerrado de la institución.
En agosto pasado se realizó en Sao Bernardo do Campo (Sao Pablo), un evento preparatorio, en respuesta a la convocatoria del Congreso que se realizó del 10 al 12 de noviembre en Buenos Aires: “Integraciones conceptuales hacia una profesionalización de nuestra práctica”. En dicha reunión estuvieron presentes, además del invitado argentino Gabriel Pullice (integrante de la comisión organizadora del congreso)  invitados de diferentes estados de Brasil: Rio Grande do Sul, Minas Gerais, São Paulo, además de la coordinadora de Salud Mental de la Prefectura de São Bernardo do Campo. En respuesta a la convocatoria, se escuchó decir a cada uno de los invitados brasileros que: “el AT es una función, no una profesión”; “puede ser ejercido por cualquiera, no por todos, sino por cualquiera que esté dispuesto a tanto”; “reglamentarlo como profesión es hacer perder la cualidad fluida, instituyente, de su ejercicio”; “tornarlo una especialidad es ir contra el esfuerzo a que nos llevó el ideario del SUS, de desmontar las especialidades a favor de los actos colectivos de salud”; crear el cargo de AT es depositar en un único profesional un modo de cuidado que debería atravesar al conjunto de profesiones y cargos implicados en el trabajo en salud mental: psicólogos, psiquiatra, técnico en enfermería, el director del servicio y la recepcionista” .
Esa posición que tiene que ver con la defensa de los principios y directrices del SUS y de la Reforma Psiquiátrica, no significa un lugar de menos valor al AT. Por el contrario. El AT es una práctica reconocida y reivindicada, por ejemplo, en las resoluciones de la última Conferencia Nacional de Salud Mental de Brasil, que es la instancia máxima de participación social en la formulación de directrices para la salud mental del país, que ocurrió el año pasado. Es incorporado como acción del campo de prácticas de residencias integradas multiprofesionales de salud mental. En Rio Grande do Sul, donde vivo, el AT es parte de la política de educación permanente de los trabajadores de la red de servicios, con fuerte inversión de la Escuela de Salud Pública Estadual, en la formación para el AT de trabajadores como agentes comunitarios de salud, reductores de daños, equipos de salud de familia, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros, entre otros. Y puede ser un cargo público, también, como lo es en algunos municipios, no muchos, que optan por ese camino; un cargo, en ese caso, de nivel medio (al que los interesados acceden por concurso público, esto es, una prueba de conocimientos específicos, sin necesidad de título, la formación se da en servicio). El AT comparece, además, como presupuesto, en la formulación de proyectos como el de los consultorios en la calle, para la atención de situaciones que incluyen uso de drogas. O sea, son muchos los modos de componer, en equipo, su ejercicio; son diversos los actores que pueden ejercerlo; y nosotros queremos preservar esa diversidad.

¿Encontrás diferencias entre el AT en Brasil y en Argentina? ¿Cuáles y a qué considerás que se deben?

Si comparamos las publicaciones brasileras sobre AT con la significativa producción argentina en torno al mismo tema, una diferencia rápidamente sobresale: el énfasis sobre la ciudad como forma de abordaje de la experiencia de acompañamiento, marcadamente presente desde los primeros libros brasileros y poco trabajados, hasta lo que  conozco, en los trabajos argentinos, más centrados en la psicopatología como vía a partir de la cual abordar el tema del AT. Es así que, después de la publicación en Brasil de la traducción del libro de Mauer y Resnizky, “Acompañantes terapéuticos y pacientes psicóticos”, en 1987, tenemos, en 1991 y 1997, respectivamente, la publicación de los dos primeros libros brasileros sobre AT, ambos organizados por el “Instituto A Casa”, que ejerció una influencia decisiva sobre todos los que se ocupan del AT en Brasil y que se llaman, el primero, “La calle como espacio clínico”, y el segundo, “Crisis y Ciudad”, trayendo ya en su título el tema de la ciudad y la calle.
Tal énfasis en la ciudad me parece tributario del movimiento que en Brasil, desde los años ochenta propulsa el proceso de reforma psiquiátrica brasilera, imprimiéndole la perspectiva desinstucionalizante y de vinculación capilar con la ciudad, que tiene origen en la propuesta basagliana, sin exclusión, pero no obstante, las influencias propias en el campo de la clínica psicoanalítica.
Eso constituye una segunda diferencia. Al lado del psicoanálisis –y más estrictamente del psicoanálisis lacaniano, como parecer ser el caso del campo del AT en Argentina-, en Brasil otras teorías clínicas también comparecen como herramientas para el ejercicio de esa práctica. Así, además del pensamiento de Lacan, nos encontramos también con las contribuciones teóricas de Winnicott y de Deleuze- Guatarri en la producción de conocimiento en AT, así como de la fenomenologia y de Reich y Jung (en menor número). También en el campo cognitivo conductual hay una producción sobre AT en Brasil, pero no necesariamente alineado con nuestra concepción de AT. Y, más allá del campo clínico, Foucault y Walter Benjamín son pensadores que contribuyen para la elaboración teórica de esa práctica. Esa diversidad teórica, creo que tiene que ver con la fluidez y movilidad de la función AT. Finalmente, otra diferencia es que, en Brasil, la profesionalización del AT no es un tema que nos ocupe, que todavía nos ocupe, sí, las estrategias de formación y los modos de su ejercicio, los cuales, sin embargo, vislumbramos como plurales. No nos movemos por la legalización del AT, sino por su legitimación como práctica operante, en especial, en los equipos de salud mental (y las estrategias que construimos para eso son múltiples). La ley que queremos defender y por la cual luchamos es la Ley del Sistema Único de Salud y la Ley de  Reforma Psiquiátrica, ambas en constante amenaza por las envestidas de los que ven la salud no como un derecho, sino como una mercancía.

"Mejor no hablar de ciertas cosas"

Mi amigo Hernán en la nota que me dedicó en Página/12, prefirió no hablar de los maltratos que viven los internos y de los que él es testigo, según me confirmó.
Una pena que como trabajador y militante de izquierda, no denuncie que "Yo mismo he visto en el Borda "eminencias desmanicomializadoras" en mi propio Servicio -que después van al Congreso de Madres a llenarse la boca de las experiencias en Trieste, los CAP de Brasil o Río Negro y además publican libros- "gozar" a los pacientes en entrevistas ríendose de sus delirios."









COMPARTO MI NOTA "BUENOS AIRES NO ES TRIESTE" PUBLICADA HOY EN SECCIÓN PSICOLOGÍA DE PÁGINA 12 EN BASE A DEBATE CON MI AMIGO Y COLEGA Santiago Gómez

www.pagina12.com.ar
El autor, psicólogo en el Hospital Borda, debate sobre la responsabilidad de profesionales y trabajadores de la salud mental es falso que no nos movilicemos por la transformación institucional e indaga las causas de la puerta giratoria, por la cual muchos pacientes externados vuelven a entrar.

 ·  ·  ·  · Eliminar del perfil · 9 de febrero a la(s) 10:39 · 


  • Santiago Gómez Her, te dejo un video que pubicaron mis amigos de Clarín. Escena que se repite en cuanto manicomio se te ocurra. ¿Cómo la explicás? http://www.clarin.com/sociedad/empleadas-hogar-filmadas-golpeaban-discapacitada_0_643135882.html

    www.clarin.com
    Una de ellas era la directora del Centro de Protección de Niñas, Niños y Adolesc...Ver más
    El Viernes a la(s) 12:07 ·  · 

  • Hernán Scorofitz 
    Ya me enteré ayer de esta aberrante noticia. Primero, me parece un tanto "excesivo" homologar los monovalentes como "manicomios" (quien lo afirme de manera certera me parece que nunca en su vida hizo clínica en un neurpsiquiátrico). Segundo, acciones detestables de maltrato a niños o personas con discapacidad (no solo pacientes psiquiátricos) se dan en prácticamente todas las instituciones, públicas y privadas, y en las veneradas comunidades terapéuticas de "puertas abiertas" ni te cuento. Si es por eso, cerrá absolutamente todo. Yo mismo he visto en el Borda "eminencias desmanicomializadoras" en mi propio Servicio -que después van al Congreso de Madres a llenarse la boca de las experiencias en Trieste, los CAP de Brasil o Río Negro y además publican libros- "gozar" a los pacientes en entrevistas ríendose de sus delirios. Cuando vuelvas de Brasil nos juntamos. Abrazo

    El Viernes a la(s) 12:15 · 

  • Santiago Gómez Bueno, ahora que está la ley, cuando veas maltratos, denunciá, sino cometés un delito. Abrazo grande.
    El Viernes a la(s) 12:18 · 

jueves, 9 de febrero de 2012

Violencias del Manicomio

Así tituló Página/12 el artículo publicado en este blog sobre "Salud Mental en la C.A.B.A"


PSICOLOGIA › RESPONSABILIDAD DE TRABAJADORES Y PROFESIONALES

Violencias del manicomio

El autor examina la “indignidad” de las instituciones psiquiátricas, especialmente en la ciudad de Buenos Aires, poniendo el acento en quienes trabajan en ellas: en “la lógica discursiva que sustenta sus prácticas disciplinarias, la formación que recibieron y sostienen, la relación jerárquica entre ellos, la falta de una movilización organizada”.


http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-186715-2012-02-02.html