Llegó
correspondencia de Trieste: una pérdida. Un aporte. La muerte del compañero
Rafaelle Dovena. Incansable mujeriego luchador por la reforma psiquiátrica
italiana, y como buen internacionalista: cuando no entraba por doctrina,
invitaba un café en algún bar porteño. A
él tampoco le entraba el psicoanálisis, como a Basaglia y tantos triestinos,
según cuenta Uno. La boca que elegí para gritarlo, como diría Wittgenstein, fue la de los lacanocookistas. Su alegría me posibilitó hacerlo, pensar, pero también reír, como él hacía.
Acá la verdadera
historia del ingreso del psicoanálisis al peronismo.
El ingreso de
Perón al psicoanálisis. ¿Freud usó a Mussolini para ello?
La culpa siempre
es del padre (del paciente).
Siguiendo
la bella lengua, por lealtad al significante, hoy les queremos hablar de aquel
delegado del líder del que no se habla, ni se conoce mucho sus libro: Edoardo
Weiss, difusor de la palabra de Freud en Italia. A precoup, en 1908, Freud se
entera por Weiss del ingreso del psicoanálisis a Italia, por TRIeSTE. Ciudad
líder de la desmanicomialización disputada y origen del contacto de Perón con
el psicoanálisis, de donde tomó los significantes que marcaron la estructura de
nuestro movimiento. Espacio siempre en disputa, “originalmente fue un
asentamiento ilírico,
más tarde estuvo controlada por los carnios. Desde 177 a.C. Tergeste (Regio X
Venetia et Histria) estuvo bajo poder romano (terg es
un término céltico que significa mercado). Le fue
concedido el estatus de colonia por Julio César, quien
menciona Tergeste en sus Commentarii de bello Gallico (51
a.C.)”
La
bella lengua que se repite, la más maravillosa música para Freud. Quiso el azar
que un oyente y analista de esa lengua, entrara en Italia en contacto con el
psicoanálisis: Juan Domingo Perón. Ante tanto tilingo gorila, que nos recuerda los
contactos de nuestro líder con Mussolini, les queremos decir ¡Sí! ¡Gracias al
libro que le dedicó Freud al Duce hoy somos los que somos!
Comencemos
por indicar, que la historia no es como la cuentan. La versión que circula, se
la debemos al alcahuete de Jones, que como todo alcahuete medio dice. Compartiremos
la verdad del testigo que presenció el momento en que Freud cedió el objeto.
Siempre hay que ceder, enseña el líder. Como observarán, la responsabilidad de
un padre posibilitó ese encuentro. Gracias
a la serie que Oscar Masotta, Otro leal, dirigió en la editorial Gedisa,
accedimos a “Problemas de la práctica psicoanalítica. Correspondencia Sigmund
Freud-Edoardo Weiss”. Aquí las pruebas:
“En el año 1933
–aún vivía yo en Roma- se produjo un incidente al cual ya Ernest Jones ha aludido
en su biografía de Freud. Quisiera aprovechar aquí la ocasión de rectificar
algunos hechos. Tal como solía yo hacerlo de vez en cuando, había llevado de
consulta a Freud, en Viena, un paciente muy enfermo. El padre del paciente nos
acompañaba; era un amigo íntimo de Mussolini. Después de la consulta, el padre
le pidió a Freud un regalo par Mussolini y le rogó le regalase un libro suyo
con una dedicatoria. Mi turbación era grande, pues entendía que en estas
circunstancias Freud no podía negarse. Se sentía obligado a acatar el pedido,
tanto por mí como por la Asociación Psicoanalític Italiana. El trabajo que
escogió, quizá con intención, fue Warum Krieg? (¿Por qué la guerra?) – un
intercambio epistolar con Abert Einstein.
Más tarde conté
a Jones este episodio y le rogué con insistencia no publicarlo. A pesar de lo cual, la anécdota halló su
camino en el tercer volumen de la biografía de Freud por Jones. La dedicatoria
ha sido traducida al inglés del siguiente modo: “From an old man who greets in
the ruler the Hero of Culture”. Es preciso advertir que esta dedicatoria fue
escrita aludiendo a las grandes excavaciones arqueológicas que Mussolini
propiciaba en aquel momento. Freud se interesaba mucho por estas excavaciones.
Gracis a los
esfuerzos del secretario del “Sigmund Freud Archiv”, Dr. Kurt R. Eissler, h
sido posible después de largas búsquedas hallar en los archivos centrales del
estado, en Roma, el mencionado ejemplar de Warum Krieg?
El texto
original es diferente del reproducido en la edición alemana de la biografía de
Jones y dice literalmente “Benito Mussolini mit dem egebenen Gruss eines alten
Mannes, der im Machthaber den Kulturheros erkennt. Wien, 25. April 1933 –
Freud” (A Benito Mussolini, con el cortés saludo de un anciano que reconoce en
el soberano al héroe cultural. Viena, 26 de abril 1933 –Freud.)
Weiss
nos dió el padre que posibilitó la introducción de Perón en el psicoanálisis.
Cuando Perón se fue a Italia estudiar, aquel joven militar asistió al seminario
¿Por qué la guerra?, que dictaba el Grupo
de Orientación Universal (GOU), en la biblioteca del Duce. Aquel inquieto estudiante
se interesó por un texto que encontró, sin buscar, en la sección libros
dedicados, que Mussolini había mandado a ordenar. Einstein y la guerra en un
mismo tomo, valían leer a aquel desconocido Sigmund Freud. Aquella
introducción, en el que un viejo que desde el extranjero reconoce al soberano
como héroe cultural, lo llevó a transformarse en un especialista en “Psicología
de las masas y análisis del yo”.
“Si
nos vamos a quedar con los mejores, vamos a ser poquitos”, dijo el líder del
movimiento y Weiss se autorizó a salir a armar. Freud reconoció en el italiano a
un representante de la representación y lo constituyó como su delegado en el
exilio. Weiss podía a hacerle decir al líder lo que quisiera. Recordemos que esto
sucedía, mientras dentro del movimiento psicoanalítico, confrontaban dos
posiciones: una, que prefería operar en espacios reducidos, y la otra, que era
la de Freud, que proponía un diálogo abierto, público, recuperar el ágora.
La
siguiente carta lo evidencia.
“7-7-1935
Viena XI, Berggasse 19 XIX, Strassergasse 47
Querido doctor
También
pienso que ha hecho usted bien en
consultar al ministro y espero que su iniciativa tenga resultados favorables.
Espero que me comunique lo que ocurra.
No se haga problemas
con las observaciones de Hitschmann sobre la agorafobia, exorcizadas desde un
remoto pasado. Utilice, sin citarme, lo que le pueda servir, y deje el resto de
lado. Ya no sé si he dicho realmente estas cosas, y tampoco concuerdo ya hoy
con todas.
Fragmentos de
discusión no publicados no obligan a nada. Le deseo mucho placer en la hermosa
Viareggio, donde una vez pasé también una temporada de baños y pescaba
cangrejos.
Cordialmente.
La
lealtad al significante de este hombre, Freud, Weiss y Masotta, permite que
podamos acceder a esta clase magistral de conducción política, que
evidentemente Perón ubicó en la dedicatoria. Esta carta demuestra cómo crece fuerte un
movimiento: con un líder que diga una cosa y otra y según el día o el momento,
está de acuerdo con unos u otros, porque lo importante es cómo actúa. Un líder
que se ofrece como objeto de goce, “utilice de mí lo que pueda servirle y deje
el resto de lado”. ¡Todo no! La sólida raíz del no todo movimentista.
Vemos
cómo Freud responde a las versiones que circulan: “Fragmentos de discusión no
publicados no obligan a nada.” El conductor del movimiento del que formamos
parte, nos enseña que lo que cuenta es la marca de la letra, de ahí la
importancia de las veinte verdades del lacanocookismo. La carta muestra el
rasgo del primer trabajador, el primero que opera o rasgo unario.
Era
difícil publicar textos sobre psicoanálisis, para Weiss, por eso la alegría de
Freud al enterarse que lo había conseguido, así poder difundir la palabra del
movimiento. Freud era el primero en querer sumar, de ahí el más uno, al que
tenía más cerca o les quitaba algo que aporte a la causa. De sus hijos los
escritos sobre la guerra. A Anna la reconoció como psicoanalista.
“1-XI-1935
Viena
XI, Berggasse 19
Querido doctor
Me alegro de que
usted me pudiese dar mejores noticias sobre el futuro de sus publicaciones. En
cuanto al análisis de su prometedor hijo, es sin duda un asunto delicado. Con
un hermano menor sería más fácil, con la hija propia me ha salido bien, con un
hijo merece reflexión.
No es que quiera
advertirle directamente de un peligro; todo depende evidentemente de las dos
personas y de su relación recíproca. Usted conoce las dificultades. No me
asombraría que usted tuviese éxito a pesar de todo. Es una decisión difícil
para un extraño. No se lo aconsejaría, y no tengo el derecho de prohibírselo.
Con
un cordial saludo
Suyo,
Freud”
De
esta manera, queremos cerrar por hoy, aunque quizá publiquemos en unos minutos
otra cosa, las discusiones sobre a quién sí y a quién no podemos hacer acceder
a la verdad. Se puede sumar hermanos, hijas e hijos, si se desea. A sumar y
construir, a no quedarse con los mejores, porque no traen a nadie.